Floreal M. Romero presenta la obra de Murray Bookchin, su recorrido crítico y político. Propone encontrar repuestas en la ecología social y el municipalismo libertario, sin reproducir los marcos estructurales del nacionalismo y la mundialización capitalista. A partir de los ejemplos de Chiapas, del Rojava y también de la revolución española de 1936, se trataría de volver a retomar fuerza para actuar aquí y ahora. Esta capacidad revolucionaria, «a la vez compleja y coherente, perspicaz sin ser dogmática» demuestra que la «catástrofe ecológica es el lógico resultado de los desajustes sociales» acelerados por un capitalismo predador y que la herramienta la más adaptada para remediarlo 
es “la autogestión de todo lo que nos incumbe en el día a día”.

No nos extenderemos en cuanto a la biografía de Murray Bookchin ya que estuvo siendo ésta largamente descrita en ECOLOGIA  O CATÁSTROFE - LA VIDA DE MURRAY BOOKCHIN et nos conformaremos  con recordar algunas pautas. Nacido en 1921 en New York, su familia lo cría « en la revolución”. Las palabras de su abuela al anunciarse la ejecución de Sacco et Vanzetti le dejaron profundas huellas:   “Esto es lo que el capitalismo hace con los trabajadores. No lo olvides jamás”. Vendedor de periódicos para el Partido Comunista, adquiere una formación política y a los 13 años ya es educador de los Jóvenes pioneros. Se vuelca rápidamente en el trotskismo e intenta en Julio de 1936 alistarse en las brigadas internacionales de Estados Unidos para combatir al lado de los Republicanos españoles. En 1937, descubre el pensamiento anarquista. Al constatar que la razón, reducida a fines utilitarios, es pervertida por la racionalidad y que ya no es movilizada por la centralidad referencial de las « Lumières », o sea que ya no está  al servicio de la emancipación, sino por el contrario, convertida « en frías herramientas de manipulación y dominación », él se aplica en ponerla al servicio de la cooperación y de la democracia real. Pone de manifiesto que « el capitalismo es un sistema peligroso para la salud y el bienestar de los humanos » e imagina « una sociedad libre y ecológica ». Todo y como Jacques Ellul o Friedrich Georg Jünger, le hace una crítica a la tecnología pero en relación a la estructura social y política que la genera, sin por ello, rechazar una tecnología al servicio del humano, para alcanzar el “más allá de la escasez”, a la medida de la colectividad local. Integra a la ecología en la tradición libertaria. La revolución española siempre será para él, una de sus mayores fuentes de inspiración. El « urbanismo social » promovido por Alfonso Martínez Rizo, alimenta su crítica hacia la megápolis. En los años1980, se acerca a los Grünen, los Verdes alemanes, y no puede más que constatar cómo. al entrar en el juego electoral y la política institucional del Estado, el movimiento extra-parlamentario que lo ha propulsado termina pervirtiéndose.  

“A la hora en que el capitalismo tropieza en sus propias contradicciones”, Floreal M. Romero propone recurrir al pensamiento de Murray Bookchin para crear un “nuevo imaginario colectivo emancipador”. Bajo la amenaza de un triple colapso: climático, energético y social, es particularmente atento a las dos «fracturas dentro del sistema”, o sea los dos intentos de democracia directa y auto-organización, una en el Rojava y la otra en Chiapas.  Tras haber esbozado, con mucha justeza y pertinencia, un “cuadro sombrío” del mundo sometido a las lógicas capitalistas, enumera sus propuestas, convirtiendo cada síntoma, cada crisis, en “oportunidad para regenerar a la sociedad”, y expone también los límites de la colapsología, de Extensión-Rebelión, de We Dont Have Time y demás movimientos que abogan por un “anticapitalismo truncado”, desde la democracia representativa, los “partidos ecologistas” o las “ciudades rebeldes” partidarias de un municipalismo que no es más que una réplica del Estado. Al contrario, su proyecto político parte «de necesidades y medios disponibles en prioridad local y territorialmente”. Se trata de «salir del capitalismo diluyéndolo», de «restituir à cada cual su propia capacidad de creatividad social», “luchando contra el sistema opresor” y por “alternativas emancipadoras”. “Pero para consolidarse y mantener un imaginario vivo y comunicador, conviene articular esas dinámicas con y por una cultura libertaria ampliada a todos los aspectos de la vida”. Recuerda los fracasos de los grandes movimientos de protesta social (Nuit debout, los Indignados en el estado español,…) por falta de no haber podido perdurar en su rechazo de la representatividad y en sus dimensión auto-organizadora espontánea, mientras que « el espectáculo altamente mediatizado de la democracia representativa esconde  en los Bastidores, su vacío político, con el concurso de quienes, objetivamente, podríamos nombrar las izquierdas del capital (partidos antiguos o nuevos como Syriza, Podemos, France Insoumise).” Según él, se trata de ir federando las iniciativas locales, las luchas y las alternativas, a nivel local, de confederarlas a nivel territorial e internacional», de sensibilizar al mayor número de personas, «al concepto democrático real» «descentralizado», igualitario, no coercitivo y cooperativo », de favorecer la puesta en común, el intercambio intenso de ideas que desemboquen en compromisos reales y  de,  “socializar las reflexiones”. El propósito es que crezcamos en número y en capacidad colectiva para un día poder auto-institucionalizarse y reemplazar al ayuntamiento, último eslabón del poder de Estado. «Intentar abrir una tercera brecha, aquella del comunalismo, en el propio corazón del capitalismo y relacionarla con las otras dos, el confederalismo democrático en el Rojava y el zapatismo en Chiapas, ese es, en resumen, nuestro propósito.” Optimista, concluye con una cita de Bakúnin : « Buscando lo imposible es como el hombre siempre ha realizado y reconocido lo posible, y aquellos que se han  prudentemente limitado a aquello que les parecía posible, nunca avanzaron de un solo paso.” Un texto fuertemente entusiasmante.