En este libro de recuentos vividos que vas a leer:

Hablo un poco del amor y sus devenires, lanzo una flor al olvido y espero a que me quieran, sabiendo que, para querer sin ser querido, para eso prefiero quererme a mí mismo, hablo como se siente uno extraño de alguien que pensabas que conocías perfectamente, me pregunto dónde estará ella y el alma mía y pensando que, si ganara ella, yo lo celebro mientras fumando espero el arte del buen querer.

Sigo con otra parte de mí, siendo esclavo de mis reflexiones, creo haber definido muy bien la Ambición, mientras rezo a aquello que en silencio suena tic-tac, te comparto unas márgenes para los marginados y también te hablo de una caída 
y no me olvido de Bukowski para este escenario, sabiendo que no estoy solo, que hay dientes que ríen y dientes que muerden en este asfalto y en mi suelo en ruinas.

Creo también en las oportunidades. Sabiendo que las palabras hacen más daño que las pistolas, por eso quise poner corazones en mis dedos y ser un ciego que, aunque no viera, te dijera por donde coger un camino, para decirte que…, en la medida de lo posible, no pierdas el infinito 

Escribo mucho sobre mi familia también, pero aquí solo quise enmarcar que los pilares nacieron y se criaron en el dieciocho. Y que parte de mi resiliencia aun sabiendo que llevo un descosido en el alma es que pase lo que pase es quererme.