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Este libro constituye una llamada de alerta para que nuestra sociedad tome conciencia y se replantee urgentemente todo lo referente a la educación y la mente de los niños. En él, Steven Harrison nos descubre algo de lo que adolece seriamente nuestra política educativa actual: la comprensión del verdadero potencial humano y la actitud pragmática imprescindible para alcanzarlo. La lectura del presente libro nos permite entrever dicho potencial.
Doc. Jane M. Healy
En parte crítico social, en parte visionario humanista, Harrison nos muestra en su obra una reorientación de la educación y la posibilidad de replantearnos nuestras familias, comunidades, puestos de trabajo y en definitiva lo que podría proporcionar a nuestros hijos, y a todos nosotros, la verdadera felicidad.
Una de las aspiraciones básicas de la educación actual es preparar a los jóvenes para desempeñar un papel en la sociedad. Ésta es probablemente una buena idea para la sociedad, pero buscando la eficacia para producir ciudadanos trabajadores, ¿no nos estamos perdiendo el significado más profundo y el objetivo más elevado del aprendizaje?, ¿no nos estamos olvidando del espíritu del niño y del propósito de nuestras vidas? ¿no estaremos ahogando la extraordinaria y frágil expresión de una vida natural, integrada y llena de entusiasmo?
La tesis de Steven Harrison -tan clara y sencilla como bien razonada-es que el auténtico objetivo de la educación debe ser la felicidad. Es por ello que, a lo largo de estas páginas, Steve Harrison se convierte en el portavoz de la infancia de todo el mundo.
Chris Mercogliano
Se trata de un libro espléndido que nos ofrece una nueva y fresca perspectiva de un tema agotado por los lugares comunes, las ideas simplistas y la hipocresía. La crítica mordaz de Harrison sobre el atolladero en que se encuentran tanto la política educativa como nuestros hijos debería hacernos recapacitar sobre el trato atroz que damos a nuestros jóvenes y llevarnos a ocuparnos de sus necesidades más acuciantes en lugar de limitarnos a ignorarlas, como es habitual.
Joseph Chilton Pearce