Pedro, hermano de José Ribera y nacido del tercer matrimonio de sus padres, ansía viajar a Nápoles e integrarse en el taller más prestigioso del Reino. La revuelta de Massianelo retardará su propósito. Cuando lo alcanza, constata que la situación de Ribera había dejado de ser privilegiada. La enfermedad de Jusepe, la enemistad con el Virrey (a causa del estupro sufrido por la hija del pintor y protagonizado por Juan José de Austria) y la revancha de los pintores napolitanos provocarán una realidad inesperada. Situación que la visita de Diego Velázquez, pintor del rey y admirador de las obras del Españoleto, podría cambiar. No obstante, la peste bubónica y la posterior muerte del setabense incitan a Pedro Ribera, a quien Velázquez había sugerido la visita a la Corte, a viajar a Madrid y averiguar el paradero de su sobrina nieta. Agotado por los preparativos para la boda entre los herederos de los tronos de Francia y los Reinos Hispánicos, al regreso de la Isla de los Faisanes fallece Velázquez. A pesar de la protección de Juan Pareja, el ascenso de Mazo lo obliga a regresar y establecerse en Valencia, donde el recelo del gremio de pintores frustrará sus planes. Saboteado el encargo de pintar para los monjes jerónimos de la Murta, el joven Ribera decide volver a Nápoles.